Averigua el destino, gobierna las funciones mentales, establece las preferencias de manera ordenada.
Averigua el destino, y no te confundirán la calamidad o la fortuna. Gobierna las funciones mentales, y no estarás alegre o enfadado al azar. Establece las preferencias de manera ordenada, y no codiciarás lo inútil. Sigue la naturaleza real y tus deseos no serán inmoderados.
Cuando no estás confundido por la calamidad o la fortuna, estás en armonía con la razón en la acción y en el reposo. Cuando no estás alegre ni enfadado al azar, no halagas a la gente esperando recompensa o temiendo el castigo. Cuando no codicias lo inútil, no hieres tu naturaleza con la codicia.
Cuando tus deseos no son inmoderados, alimentas entonces la vida y conoces la satisfacción.
Estas cuatro cosas no se buscan desde fuera y no dependen una de otra. Se alcanzan regresando a uno mismo.
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