Vivir en el Gran Camino
no es ni fácil ni difícil,
pero aquellos con puntos de vista limitados
son temerosos e indecisos:
cuanto más rápido se apresuran, más despacio van,
y el asirse (apego) no se puede limitar;
incluso apegarse a la idea de iluminación
es andar errado.
Sólo deja ser a las cosas a su propio modo,
y no habrá ni ir ni venir.
Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza),
y caminarás libre y serenamente.
Cuando el pensamiento está en servidumbre la verdad está oculta,
porque todo es turbio y confuso,
y la pesada práctica de juzgar
trae disgusto y cansancio.
¿Qué beneficios se pueden derivar
de distinciones y separaciones?
Si deseas moverte en el Camino Uno
no tengas aversión ni siquiera por el mundo de los sentidos e ideas.
En verdad, aceptarlos completamente
es idéntico a la verdadera Iluminación.
El hombre sabio no se esfuerza hacia ninguna meta
pero el hombre tonto se encadena a sí mismo.
Hay un solo Dharma, no muchos;
las distinciones surgen
de la necesidad de aferrarse que tiene el ignorante,
buscar la Mente con la mente (discriminativa)
es el mayor de todos los errores.
Tranquilidad e intranquilidad derivan de la ilusión;
con iluminación no hay agrado o aversión.
Todas las dualidades vienen de la inferencia ignorante.
Son como sueños o flores en el aire:
es tonto tratar de agarrarlos.
Ganancia y pérdida, correcto e incorrecto:
tales pensamientos deben ser finalmente abolidos de inmediato.
Si el ojo nunca duerme,
todos los sueños cesarán naturalmente.
Si la mente no hace discriminación alguna,
las diez mil cosas
son como son, de esencia única.
Comprender el misterio de esta Esencia-una
es estar liberado de toda complicación.
Cuando todas las cosas se ven igualmente
se alcanza la Esencia intemporal del Sí Mismo.
Ni comparaciones ni analogías son posibles
en este estado sin relaciones, sin causa.
Considera al movimiento estacionario
y a lo estacionario en movimiento,
movimiento y descanso, ambos desaparecen.
Cuando tales dualidades cesan de existir
la Unidad misma no puede existir.
A esta finalidad última
ninguna ley o descripción se le aplica.
Para la mente unificada en acuerdo con el Camino
cesa todo esfuerzo autocentrado.
Dudas e irresoluciones desaparecen
y se hace posible la vida en la verdadera fe.
De un solo golpe estamos liberados de la servidumbre;
nada se adhiere a nosotros y a nada nos aferramos.
Todo es vacío, claro, autoiluminador,
sin esfuerzo alguno del poder de la mente.
Aquí, pensamiento, sentimiento, conocimiento, e imaginación
no son de ningún valor.
En este mundo de la Talidad
no hay ni yo ni otro-más-que-yo.
Para llegar directamente a la armonía con esta
realidad
cuando surge la duda sólo di simplemente, “No dos”.
En este “no dos” nada está separado,
nada está excluido.
No importa cuándo o dónde,
iluminación significa penetrar en esta verdad.
Y esta verdad está más allá de la extensión o la disminución en tiempo y espacio;
en ella un pensamiento único es diez mil años.
.