El karma -Osho



Este es uno de los grandes mensajes del zen: que puedes iluminarte instantáneamente.

Todo el resto de religiones se muestran muy miserables respecto a la iluminación. Son pura miseria, muy serias y formales; afirman que hay que cerrar todas las cuentas, que los malos karmas deben equilibrarse con otros buenos. Que llevará tiempo y no es nada fácil. Pero ya llevas dando vueltas por aquí desde toda la eternidad, y ya has hecho tantas cosas, ¡que liquidarlo todo resultará imposible! Y mientras tanto, mientras vas liquidando tu pasado, irás haciendo otras muchas cosas, que se irán convirtiendo en tus problemas futuros. Comerás, o al menos respirarás, y cuando respiras eres violento, al igual que cuando comes. Y vivirás, y la vida es violenta, así que algo se te irá pegando. Se convertirá en un círculo vicioso. Nunca podrás deshacerte de ello.


La ilógica zen, o la lógica zen, es muy, pero que muy clara. El zen dice que puedes deshacerte de todo ello ahora mismo, en este momento, porque sólo se trata de un apego de tu parte. No es que los karmas se aferren a ti, sino que tú te apegas a ellos. Si dejas de apegarte... se acabó.

¿Cómo deja uno de apegarse? Hay que empezar en la vida actual, en esta vida. Sé un esposo y nunca seas un esposo. No te identifiques con el papel. Es un papel, cúmplelo  con  la  mayor   perfección   posible,   tan estéticamente como sea posible, con tanto amor como puedas, disfruta colmándolo, que se convierta en una obra de arte. Sé una hermosa esposa, madre, sé un maravilloso marido, o amante, pero no te conviertas en uno. En el momento en que te conviertes en ello te estás buscando problemas.

No permitas que las funciones se instalen en ti. No permitas que los roles se asienten en ti. Sé exactamente como un actor versátil, con muchos registros. El actor interpreta muchos papeles: a veces es un padre, o una madre, y a veces es un asesino, y otras tiene un papel muy serio, o bien interpreta un papel ridículo. Pero interpreta todos los papeles perfectamente igual, sin preocuparse por el que le ha tocado. Sigue siendo versátil, y aporta todo lo que puede al papel. Si le das el papel de un asesino, será el mejor asesino del mundo, si le das el de un santo será el mejor santo del mundo. Y puede cambiar: en un acto será el santo, y en otro es el asesino. Pero su perfección permanece intacta.


Esta versatilidad también tiene que darse en la vida. La vida es una gran obra de teatro. Sí, el escenario es enorme, toda la Tierra funciona como un escenario y toda la gente son actores. Pero nadie sabe adónde va a parar todo esto. No han repartido el guión, pues debe crearse; hay que improvisar continuamente.

En el zen existen ciertas piezas teatrales llamadas Noh. No hay guión, sólo están los actores. Se alza el telón e improvisan. Empiezan a pasar cosas. Si hay gente en el escenario entonces seguro que pasa algo. Aunque se hallen en silencio, sentados, mirándose... algo pasará, sin necesidad de prepararlo ni ensayarlo.

La vida es exactamente igual, momento a momento. Salta del pasado, y sea lo que sea que pueda pasar, déjalo que pase, sin inhibiciones, sin reprimirlo. Métete en ello todo lo posible y tu libertad crecerá.

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