Los muros son imaginarios. Como los muros entre los países. Has construido este muro entre tú y alguna otra cosa. Tienes que romper este muro que no existe. La frontera que has creado es el sufrimiento. Tienes que demolerla por ti mismo. Nadie te ayudará.
¿Qué quieres decir, “nadie te ayudará”?
El Ser tiene que ayudar al Ser; nadie más puede ayudar. ¿Qué otro derribará ese muro? Tienes que ayudarte a ti mismo. Descubre, ¿es posible estar fuera del Ser?. Primero di: “quiero ayuda”, luego descubre quién necesita ayuda. El Ser no es sufrimiento. El Ser no es esclavitud. El Ser es siempre libre.
¿Entonces estás diciendo que es la mente aferrada al muro lo que es el sufrimiento?
Sí. ¿Quién ha creado la separación? La mente ha creado la separación, y ninguna mente eliminará la separación. La separación no existe. Incluso decir “estoy separado”, es un chiste.
Es sólo cuando hay una necesidad de entender que existe algo que entender. Una vez algunos estudiantes de Krishnamurti vinieron a verme. Dijeron que sólo hay una diferencia en nuestras enseñanzas. Dijeron: “Krishnamurti elimina los conceptos de la vasija, y Poonjaji rompe la vasija también.”
Concédete algún tiempo, un par de momentos. Y en esos momentos no debería haber allanamiento. Consigue unos pocos segundos y durante ese intervalo nadie debería allanarlos. Creo que bien puedes permitirte el lujo de estar disponible durante un momento. Has empleado toda tu vida para los demás y ni siquiera un minuto para tu Ser.
Todo el mundo te posee. Cuando naces, tus padres dicen “eres mi hijo”. Vas a la escuela y eres “mi estudiante”. Luego te casas y eres “mi marido”. Tienes hijos y eres “mi padre”. Elimina estas posesiones. Rechaza todo y ve qué sucede. No dejes que nadie te posea.
Tienes que dedicar algún tiempo a tu Ser, bien sea ahora o en algún otro momento de la vida. Tienes que llegar a tu casa. No hay escapatoria. Tienes que volver a casa, bien sea ahora o mañana. Tienes que decidir si quieres jugar más. No importa. Al final, no importa.
Crees que te está llevando tiempo. No es tiempo lo que estás perdiendo porque ya eres libre; es sólo tu ilusión de que no lo eres. Tienes que concederte tiempo, de una vez y por todas, si quieres ser feliz. En el momento que declaras “SOY LIBRE” , de puntillas en la cima de la montaña, con los brazos abiertos, ¡Eureka! Ahí está el momento feliz. Un momento muy feliz.
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