1. Cambiar nuestra actitud
Nuestra cultura industrial se centra en el ser humano y es utilitaria. Valoramos la naturaleza por la utilidad que tiene para nosotros. Si queremos tener un futuro sostenible, hemos de cambiar este punto de vista. Hemos de admitir que toda vida tiene un valor intrínseco. Sin cambiar nuestra actitud personal hacia el mundo natural no podremos obtener un estilo de vida sátvico*. En lugar del cálculo utilitario, necesitamos un paradigma del mundo reverente, respetuoso. Entonces destruiremos, envenenaremos y mataremos menos, y protegeremos, respetaremos y celebraremos más.
2. Vivir con sencillez
El alto estándar de vida — medido por el dinero y la adquisición económica – se ha convertido en el todo y en el fin de la sociedad moderna. Para llevar una vida respetuosa con el medio hemos de buscar la calidad de vida. Dicho de una forma más directa: hemos de empezar a vivir con mayor sencillez, de modo que otros puedan, sencillamente, vivir. Cualquier necio puede complicarse la vida; hace falta inteligencia para simplificarla.
3. Consumir menos
Hace cincuenta años la población mundial era de tres mil millones de personas. Ahora se ha duplicado, y los seres humanos, según su índice de consumo actual, exceden la capacidad de la tierra, algo por lo que tendremos que asumir una responsabilidad personal. Alguien que viva en occidente consume cincuenta veces más que una persona del Tercer Mundo; esto, en la práctica, significa que la población occidental se multiplica por cincuenta. Por tanto, debes vivir con más sobriedad, tomando de la naturaleza sólo lo que haga falta, de modo que dejes una huella menos profunda en el mundo. «En el mundo hay suficiente para las necesidades de todos, pero no para la codicia de todos», dijo Mahatma Gandhi.