Desde el momento en que nacemos, todos los Desde que nació el primer ser humano hasta el seres vivientes, sin excepción, nos volvemos día a día más viejos.
Todos nos hacemos viejos.
Aunque pensemos, “Todavía soy joven”, las arrugas no tardarán en aparecer en las orillas de nuestros ojos, los dientes empezarán a caerse, nuestros ojos perderán su agudeza y nuestra memoria gradualmente se irán desvaneciendo.
Por viejo que me vuelva, si hubiera la garantía de que no moriré, por un rato al menos, la ancianidad no sería necesariamente odiosa; pero cuando caemos en la cuenta que paso a paso nos acercamos a la muerte sin poder evitarlo, el temor se va apoderando de nosotros.
Aun hoy en día, en que la expectativa promedio de vida de los japoneses, tanto hombres como mujeres, ha llegado a ser una de las más altas del mundo, nadie dirá “Ya basta”, al menos refiriéndose a sí mismo, ya que los deseos humanos son ilimitados.
A pesar de todo lo que hagamos y de que sea algo odioso para nosotros, con seguridad continuaremos envejeciéndonos en mente y en cuerpo. Por eso no debemos ignorar que nos hacemos viejos, sino debemos enfrentarlo y pensar cómo vivir más intensamente cada día de nuestra existencia.
de 108 pensamientos budistas
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