Todo mundo sabe bastante bien que algún día tiene que morir; sin embargo, considera que no será hoy o mañana y, por lo tanto, no se preocupa.
Sin hacer caso de cuánta gente muere en nuestro alrededor, si no se trata de nuestros parientes inmediatos, no nos afecta. Sin embargo, si alguien cercano a nosotros o si algún miembro de nuestra familia muere, el pánico se apodera de nosotros y nos lamentamos.
Cuando nosotros mismos nos acercamos a la muerte, podemos imaginarnos qué tan terrible es.
Por mucho que la odiemos o la temamos, no hay modo de evitar la muerte. Sin fallar jamás a la cita, nos llega a hurtadillas. Por eso debemos encararla de frente y debemos desde hoy esperar ese día con aprecio.
de: 108 pensamientos budistas
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