LA RIQUEZA Y LO VALIOSO- LAO TSE




Treinta radios se unen en el centro;
Gracias al agujero podemos usar la rueda.
El barro se modela en forma de vasija;
Gracias al hueco puede usarse la copa.
Se levantan muros en toda la tierra;
Gracias a la puertas se puede usar la casa.

Así pues, la riqueza proviene de lo que existe,
Pero lo valioso proviene de lo que no existe.


La unidad o el yo- Osho



       O bien se está en la existencia o en el yo, pero ambas cosas no son posibles. Estar en el yo significa estar aparte, ser separado. Estar en el yo significa convertirse en una isla. Estar en el yo significa trazar una línea de separación a tu alrededor. Estar en el yo significa realizar una distinción entre “esto soy yo” y “esto no soy yo”. La definición, la separación entre “yo” y “no yo”, es lo que es el yo; el yo aísla.
       Y te congela, dejas de fluir. Si fluyes, el yo no puede existir; por eso la gente parece cubitos de hielo. Si carecen de toda calidez no pueden albergar nada de amor. El amor es calidez, y ellos tienen miedo del amor. Si les llega algo de calidez, empiezan a deshacerse y desaparecen las fronteras. En el amor desaparecen las fronteras; en la alegría también desaparecen, porque la alegría no es fría. El yo es muy frío.

       Nacer, vivir, significa fluir, ser cálido, deshacerse, disolverse, no saber dónde se acaba y dónde comienza la existencia, desconocer los límites, permanecer en esa consciencia difusa. Eres consciente, desde luego, pero no hay consciencia de la propia identidad.
       La consciencia puede convertir al ser humano en el ser más feliz de la tierra. Es una gran oportunidad... pero justo al lado acecha un peligro. La consciencia puede convertirse en egocentrismo en cualquier momento, y en el instante en que la consciencia se vuelve egocentrismo, lo que iba a ser gozo se torna maldición. Te conviertes en algo muerto. Entonces sólo pretendes estar viviendo, te lo crees. Pero lo único que haces es arrastrarte, esperar a que llegue la muerte y te libere de esta supuesta vida.

       El enfoque zen trata de cómo volver a convertirte en  un no-yo. De cómo volver a disolver las demarcaciones, cómo no aferrarse a estas demarcaciones. Cómo volver a abrirse. Cómo ser vulnerable, cómo estar disponible para la existencia, de manera que pueda penetrarte hasta la médula.
Confinarse en el yo es la desgracia. Ese es el infierno. No esperes ningún otro infierno, ya estás en él. Tu ego es tu infierno. No hay otro. No pienses en un lugar profundo, oculto bajo la tierra. Está aquí, ya estás en él, está en ti. Viene con el ego.
   
        Debemos comprender este fenómeno del ego. Una vez que lo comprendamos, el zen se torna muy claro. Entonces el zen resulta ser una metodología muy, muy sencilla. Una vez que en ti surge la comprensión de qué es este yo, puedes convertirte fácilmente en no-yo. Esa comprensión misma te libera del yo.         
Al surgir la comprensión el yo empieza a desaparecer, de la misma manera que cuando enciendes la luz en una habitación desaparece la oscuridad.

       Primero hay que entender que cuando nace un niño carece de ego. No sabe quién es. Es una hoja en blanco. A partir de entonces empezamos a escribir en él. Le decimos que es un niño o que es una niña, que es musulmán o hinduista, que es bueno o malo, que es inteligente o estúpido. Empezamos alimentarle ideas. Empezamos a proporcionarle ideas acerca de quién es.
Que si es hermoso o no, obediente o desobediente, amado o no amado, necesitado o prescindible... un continuo torrente de ideas. Esas ideas se van acumulando en su consciencia, y el espejo empieza a cubrirse de mucho polvo y algunas de las ideas comienzan a fijarse, a enraizarse en el ser del niño. Empieza a pensar de la manera que le has enseñado.
       Poco a poco, se olvida totalmente de que llegó al mundo como pura vaciedad. Empieza a creer. Y un niño confía sin límites. Confía en todo lo que le dices. Te ama.
Todavía no duda, todavía no sospecha. ¿Cómo podría sospechar? Es tan puro... es sólo pura consciencia, puro amor. Así que, cuando su madre le dice algo, él confía.

       Ahora los psicólogos dicen que si le repites algo a una persona continuamente, acaba convirtiéndose en eso.
Te conviertes en lo que piensas que eres. Bueno, no es que te conviertas en ello, sino que esa idea se enraíza profundamente, y de eso es de lo que trata el condicionamiento.    




LOS OCHO VIENTOS MUNDANALES -Shunryu Suzuki




Influencias que atan al SAMSARA, a la Existencia.

- Ganancia y Pérdida.
- Tristeza y alegría.
- Elogio y crítica.
- Ridículo y reputación.



El arte de la relación verdadera -Joseph Golsdtein


“La meditación es el arte de la relación verdadera. Cuando quiera que haya tristeza o alegría, enfado o amor, miedo o valor, hay muchas formas posibles de relacionarse con esas emociones. ¿Nos atraparán? ¿Nos identificamos con ellas? ¿Es la mente espaciosa y permeable o nos perderemos en juicios?

Podríamos imaginar la mente como un espacio abierto, despejado. Toda clase de cosas pueden surgir ahí, pero el espacio mismo no se ve afectado. Es posible desarrollar una mente así, una mente que no se pierda en o se ate a los fenómenos. Una mente así experimenta una clase mucho más perdurable de felicidad, porque no depende de las condiciones cambiantes.


Tras experimentar el torrente de experiencias agradables tantas veces, llegados a un cierto punto, alcanzamos la vivencia reveladora de la sabiduría del aserto de Buda: “No hay felicidad superior a la paz”.

Ciertamente hay ocasiones en las que sabemos que es así.
En la meditación y en nuestras vidas, no es tan importante la experiencia particular que se produce. Lo que es importante es cómo nos relacionamos con ella. Al aprender a relacionarnos bien con lo que quiera que surja, nos abrimos al espectro completo de la experiencia humana, lo que los taoístas llaman “las diez mil alegrías y los diez mil pesares”.
Esta profundización de comprensión y sabiduría sustenta el crecimiento de la compasión en nuestro interior”




Joseph Golsdtein
Del libro “Un corazón pleno de paz”

El "NO-SER Y EL SER" -Shunryu Suzuki





 
Treinta radios convergen en una rueda, pero el vacío de entre ellas, es igualmente útil.
El vacío de la vasija hace posible su relleno útil.


 ,

Osho: los maestros zen



Los maestros zen son muy realistas, muy pragmáticos, muy prácticos.  Creen en la inmediatez, y no en las explicaciones. Sacuden fuerte para despertarte.

Te sacuden, gritan, saltan encima de ti, te abren la puerta para que te vayas a fin de crear una situación en la que el problema cobre realidad, para que puedas despertar al problema de manera directa.  

El zen es directo. No cree en las cosas indirectas.

Buscamos la liberación - Shunryu Suzuki




Buscamos la liberación desde el sufrimiento, 
por tanto hemos de averiguar qué nos esclaviza.

Si una vez descubierto, lo abandonamos,
seremos libres ;
es decir, la Iluminación ocurrirá naturalmente, sin buscar Nada. 

La continuidad en el Desapego e Iluminación, aumenta la profundidad.

Armonizar es practicar.

Cuando no pretendas comprender, ni luchar, ni ganar, habrás llegado.




Ser feliz - Ajhan Chah



Si su mente es feliz, entonces usted será feliz a cualquier lugar al que vaya.

Cuando la sabiduría despierte dentro de sí, verá la verdad dondequiera que mire, en todo lo que hay.

Es como cuando usted aprendió a leer: ahora usted puede leer dondequiera que va.



El budismo y el sexo- Dokushô Villalba



Antes que nada me gustaría aclarar que no hablo en nombre del Budismo sino en mi propio nombre, como persona singular. Mi punto de vista no obstante está impregnado por mi propia comprensión del Budismo, en concreto, de la tradición budista zen en la que fui iniciado hace 30 años y que regularmente enseño en el templo Luz Serena.


- ¿Como aborda el budismo la sexualidad y las relaciones de pareja?

De quien es el enojo? Ajahn Chah





Una mujer quería saber cómo manejarse con el enojo. Le pregunté de quién era el enojo cuando aparecía. Dijo que era de ella. Bueno, si realmente el enojo era suyo, entonces sería capaz de decirle que desapareciese ¿no? Pero en realidad no lo puede controlar.

Aferrarse al enojo como si fuese una posesión personal causará sufrimiento. Si el enojo realmente nos perteneciese debería obedecernos. Si no nos obedece significa que sólo es un engaño. No se deje llevar por él. Ya sea que la mente esté feliz o triste, no se deje llevar por él. Todo es un engaño.


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