Encontrar refugio - R. Hanson y R. Mendius



En la vida, ¿dónde se encuentra refugio? Los refugios pueden ser personas, lugares, recuerdos, ideas e ideales, cualquiera o cualquier cosa que ofrezca un santuario y protección fiable, que nos permitan bajar la guardia y reunir fuerza y sabiduría. De niño podría haber sido el regazo de nuestra madre, la lectura en la cama o ir por ahí con amigos.

Personalmente, empleé mucho tiempo en las colinas que rodeaban mi casa, aclarándome la cabeza y reponiéndome en la naturaleza.
Hoy, como adulto, nuestro refugio podría ser un lugar o actividad particular (como un templo, un paseo tranquilo con nuestro perro, un baño prolongado) o la compañía de nuestra pareja, buenos amigos o quizás un maestro. Algunos refugios son inefables aunque potencialmente más profundos: la confianza en el poder de la razón, sentirse en conexión con la naturaleza o una intuición primaria de lo que es correcto.

Refugios adaptados del budismo con algunos significados ampliados:

-Maestro: la figura histórica que está en el centro de una fe (Sidarta, Jesús, Mahoma, …) en la que tenemos confianza; las cualidades que ese maestro representa y que también están presentes en nosotros.

-Verdad: la realidad misma y sus descripciones exactas (por ejemplo, cómo el sufrimiento aparece y se acaba).

-Buena compañía: los que están muy avanzados (más despiertos) y los que se reúnen con nosotros por proximidad.

Tomar refugio nos aparta de reactivar situaciones y preocupaciones. A medida que descansamos cada vez más en una sensación de fondo de refugio, las neuronas nos van tejiendo calladamente una red de seguridad. En el sendero del despertar es normal experimentar agitación o la intranquilizadora sensación de pisar en el vacío cuando caen los cimientos de viejas creencias. En esas ocasiones nuestros refugios nos acogerán y ayudarán a capear el temporal.


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