El hombre de la montaña - Osho



Érase una vez que había un hombre sobre una elevada montaña.
Tres viajeros, que pasaban a lo lejos, se fijaron en él...
Tres viajeros, que pasaban a lo lejos, se fijaron en él y empezaron a discutir sobre él.
Uno dijo:
-Probablemente ha perdido a su animal favorito.
-No, lo más seguro es que ande buscando a un amigo –terció otro.
-Está ahí arriba para disfrutar del aire puro –dijo el tercero.
Los tres viajeros no pudieron ponerse de acuerdo y continuaron discutiendo...
Y continuaron discutiendo hasta el momento en que llegaron a lo alto de la montaña.
Cuando llegaron junto al hombre que se hallaba allí, dejaron de discutir.
Uno de ellos preguntó:
-Amigo que estás encima de esta montaña, ¿has perdido a tu animal favorito?
-No, señor, no lo he perdido.
El segundo también preguntó:
-¿Has perdido algún amigo?
-No, señor, tampoco he perdido amigo alguno.
El tercero aventuró:
-¿Estás aquí sólo para disfrutar del aire puro?
-¿Entonces qué estás haciendo aquí, ya que has respondido negativamente a todas nuestras preguntas?


Se lo debieron de preguntar todos a la vez. Esa debió haber sido la primera pregunta, en lugar de la última.

El hombre de la montaña respondió:
-Simplemente estoy aquí.
“Sólo soy.  No estoy haciendo nada –les dijo el hombre-. Soy el centro del triángulo”.

Los tres debieron de quedarse mudos. No podían concebir tal posibilidad -esa era la cuarta posibilidad, que no puede ser concebida por la razón, el corazón o el sexo. No puede concebirse. Puede vivirse, pero no concebirse.
No hay manera de verla desde ningún ángulo. Cuando se abandonan todos los ángulos, cuando se está totalmente desnudo, carente de todo prejuicio, sin ninguna vestimenta, cuando se está en completo silencio, entonces se ve.

Debes viajar lo suficientemente lejos como para llegar a la montaña, y para estar allí por encima de todas las oscuridades del valle, por encima de todos los senderos, de todas las atalayas, religiones y filosofías; debes mantenerte por encima de todas ellas. Se trata de una tarea dura y ardua. Una vez se llega allí y estás simplemente allí, Dios sucede. En el momento adecuado, cuanto tu estar allí se torna absolutamente inmóvil, entonces, de repente, eres penetrado por Dios. Desapareces, Dios desaparece, y existe unicidad.


Esa unicidad es samadhi, y esa es la diferencia entre satori y samadhi. Satori es armonizarse interiormente, es el primer paso; samadhi es armonizarse con el todo, el último paso. En satori, desaparece tu conflicto; en samadhi, tú también desapareces.
    
Alcanza esa alegría que proviene de una carencia de  conflicto interior, y alcanza esa beatitud que proviene de sintonizarse con el pálpito universal. Cuando danzas con las estrellas, creces con los árboles, floreces con las plantas, cantas con los pájaros y ruges con el mar... y estás en la arena, y en todas partes, esparcido por todos los sitios. Estás en todas partes y aquí, ahora... es el único objetivo. Y ese objetivo tiene una belleza. Y su belleza es que se trata de una alegría generosa.

Sólo la meditación es una alegría no explotadora, no competitiva. No le quitas nada a nadie, sólo creces en ti mismo. La iluminación no es algo que suceda desde fuera, sino algo que brota de ti, que florece en ti. Es un crecimiento, no un logro.
   
. ¿Qué es la meditación? La meditación es estar en armonía interna y externa. La meditación es estar en armonía. La meditación es ser la armonía.





1 comentario:

fedewein dijo...

Satori antes que Samadi? No lo creo Osho...

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